¿Qué ocurre cuando no puedes pagar un préstamo?

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Ante el impago de un préstamo, los bancos te cobrarán intereses de demora y cargos por reclamación de cuotas impagadas, e incluso pueden llegar hasta la reclamación judicial si la situación se prolonga.

Durante el primer semestre de 2020, las medidas de apoyo a la economía que se pusieron en marcha para hacer frente a la crisis provocada por la covid-19 (como las moratorias de hipotecas y préstamos al consumo) contribuyeron a reducir el ratio de mora de los bancos. Sin embargo, con el paso de los meses, estas medidas empezaron a expirar, y las consecuencias de la mala situación financiera se dejaron notar en los bolsillos de muchas familias. Debido a ello, en diciembre, el Banco de España alertaba de que la capacidad de hacer frente a sus deudas de los hogares más vulnerables podría verse en entredicho. 

En este contexto, es esencial saber cuáles son las opciones que tiene el consumidor en caso de no poder pagar un préstamo y, sobre todo, cuáles serían las consecuencias de no encontrar una solución rápida a este problema. 

¿Qué pasa si no pagas un préstamo? 

Si incurres en impagos en las cuotas de tu préstamo, estas serán las principales consecuencias

  • Tendrás que pagar intereses de demora: si te retrasas en el pago de un préstamo personal, tendrás que abonar intereses de demora. Ahora bien, existen limitaciones: el interés de demora no puede superar en más de dos puntos porcentuales el interés que pagabas normalmente: es decir, si tu préstamo tenía un Tipo de Interés Nominal (TIN) del 7%, tu entidad no podrá cobrarte más de un 9%.
  • Podrías tener que hacer frente a  comisiones por reclamación de cuotas impagadas: estas comisiones, como su nombre indica, son gastos en los que una entidad bancaria o empresa especializada incurre cuando tiene que reclamar a sus clientes cuotas de préstamos que no han pagado a tiempo. Según la Memoria del Servicio de Reclamaciones de 2009 del Banco de España, estas comisiones deben responder a gestiones efectivas que haya realizado la entidad para recuperar la deuda impagada por el cliente, y tienen que estar especificadas en el contrato. Es decir, si tu banco las cobra, tiene que establecerlo por escrito, especificando a cuánto ascenderán y en qué casos se cobrarán (por ejemplo, por cada cuota de tu préstamo que no pagues, el banco te podría enviar una reclamación y cobrarte 20 euros por ello). Si el banco no informa al cliente de la existencia de esta comisión o no realiza la reclamación por la cuota impagada antes de cobrarla, el cliente puede presentar una reclamación. 
  • El banco podría iniciar un proceso de reclamación judicial: si has incurrido en tres o más impagos, el banco podría utilizar la vía legar para recuperar la deuda. En los préstamos personales, la garantía que ofreces son tus bienes presentes y futuros, como tu nómina y otro tipo de propiedades. Por tanto, el banco te los podría embargar para hacer frente al pago.

¿Hay otras consecuencias de no pagar un préstamo?

Más allá de los costes derivados de los intereses de demora y de la reclamación judicial de la entidad que te concediera financiación, no pagar un préstamo puede traer consigo otras consecuencias que merece la pena que conozcas. 

  • En primer lugar, si solicitaste tu préstamo con la garantía adicional de avalistas e incurres en impagos, el banco les exigirá que salden tu deuda. El avalista de un préstamo tiene las mismas obligaciones que el deudor, por lo que responderá del dinero prestado con todos sus bienes (presentes y futuros) si este incurre en impagos.
  • Además, si no pagas tu préstamo, pasarás a formar parte de ficheros de morosos como Asnef. Las entidades consultan estos listados antes de conceder un préstamo, y lo más habitual es que rechacen tu solicitud si has incurrido en impagos en el pasado. Esto provocaría que, la próxima vez que necesitaras financiación, tuvieras dificultades para conseguirla.

¿Qué pasos debes seguir para asegurarte de no incurrir en impagos?

Ahora que ya conoces todas las consecuencias que puede traer consigo no pagar un préstamo, es importante que descubras qué pasos debes seguir para evitar incurrir en impagos y tener que hacerles frente:

  • Elige un préstamo atractivo: las ofertas de financiación que hay en el mercado pueden variar significativamente en aspectos como el Tipo de Interés Nominal (TIN) o las comisiones que cobran. Para saber si te están ofreciendo un buen préstamo,  es conveniente que utilices herramientas como nuestro comparador de préstamos para estudiar las características de todas las ofertas del mercado y elegir la que más se adecue a tus intereses. Si prefieres que hagamos el trabajo por ti, puedes visitar nuestro ranking de mejores préstamos personales, que actualizamos cada mes en base a criterios objetivos como el TIN, las comisiones de apertura, estudio y cancelación parcial o total, y la vinculación que el banco requiera el cliente.
  • Calcula la TAE de la operación: la TAE o Tasa Anual Equivalente es el indicador más completo para conocer el coste real de un préstamo personal. ¿La razón? Que no solo tiene en cuenta el interés del préstamo, sino también aspectos como las comisiones bancarias, el plazo de amortización y la cantidad solicitada. Por ejemplo, el Préstamo Expansión Puntual de Banco Sabadell es el líder de nuestro top 10 de los mejores préstamos personales debido a que cobra un TIN del 0% (es decir, es un préstamo sin intereses). Sin embargo, esto no significa que ofrezca financiación gratis, ya que cobra una comisión de apertura que varía en función del plazo de amortización que elija cada usuario. Si solicitas 3.000 euros a devolver en 10 meses, por ejemplo, tendrás que pagar una comisión de 100 euros, lo que elevaría la TAE al 7,7%. Por otro lado, si solicitas el Préstamo Wanna por la misma cantidad, tendrás que pagar un TIN del 4,65%. Sin embargo, la entidad no te cobrará ninguna comisión adicional, por lo que la TAE se situará en un 4,75%. Es decir, el Préstamo Wanna es más barato, a pesar de cobrar un interés mayor. 
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  • Calcula la cuota mensual: además de calcular el coste real que te acabará suponiendo, es importante que, antes de contratar un préstamo, calcules la cuota mensual que tendrás que pagar. Esta cifra dependerá de la cantidad de dinero que solicites, el interés y el plazo de amortización. A la hora de hacer tus cálculos, es importante que prestes especial atención a este último factor. Imaginemos que solicitas 15.000 euros a una entidad bancaria, a un interés del 7%. Si pactas un plazo de amortización de 24 meses, tendrás que pagar 24 cuotas de 671,59 euros. Por otro lado, si la entidad está dispuesta a concederte financiación a tres años, tu cuota mensual ascenderá a 463,16 euros (y tendrás que hacer 36 pagos para saldar tu deuda). En función de tu situación financiera, puede que te convenga más hacer frente a un pago mayor y devolver tu deuda antes de tiempo. Por el contrario, quizá no puedas hacer frente a una cuota mensual elevada y prefieras ir devolviendo tu deuda en pequeños pagos. En cualquier caso, es esencial que no contrates  un préstamo con una cuota que no vas a poder asumir para evitar incurrir en impagos. 
  • Lee detenidamente la letra pequeña del contrato antes de firmarlo: una vez que tengas claro que has elegido uno de los mejores préstamos del mercado, a cuánto ascenderá la operación y a qué cuotas mensuales tendrás que hacer frente, sería el momento de firmar el contrato. Eso sí, antes de hacerlo, asegúrate de leer detenidamente la letra pequeña, ya que seguramente incluya cláusulas referentes a impagos e intereses de mora que conviene que conozcas.  

¿Cómo renegociar un préstamo en vez de dejar de pagarlo?

Si estás pasando por un mal momento financiero y te resulta difícil hacer frente a las cuotas mensuales de tu préstamo, es conveniente que, antes de dejar de pagarlo, intentes renegociar con tu banco, de forma que se pueda buscar una solución antes de que se produzca el primer impago. Las más habituales son: 

  • Solicitar un período de carencia: es decir, negociar con el banco para que te conceda un período en el que solo pagarás intereses (carencia parcial), lo que reduciría considerablemente tu cuota, o en el que no pagarás nada (carencia total). La gran ventaja de esta medida es que supone un alivio temporal para una situación financiera complicada. ¿El inconveniente? Que al retrasar el pago de la deuda, se generan nuevos intereses y eso provocará que, al final, pagues más por tu préstamo. 
  • Ampliar el plazo de devolución: al igual que sucede con la carencia, ampliar el plazo de devolución provocará que acabes abonando más intereses al banco de los inicialmente previstos. Además, el banco podría cobrarte una comisión por modificación de condiciones, si así consta en el contrato. No obstante, con esta medida puedes conseguir que se reduzca permanentemente la cuota que abonas.
  • Reunificación de deudas: si tienes varias deudas que pagar, podrías optar por reunificarlas, es decir, cancelar los préstamos pendientes (ya sean personales o hipotecarios) y unirlos todos en un único producto de financiación, con una cuota inferior. Es la opción más cara de todas. Por un lado, hay que abonar los gastos de cancelación de los préstamos pendientes. Por otro, el interés a abonar suele ser más alto y los plazos de amortización se suelen alargar, lo que también incrementa el coste de préstamo.
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