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Depósitos a plazo fijo

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¿Qué hay que tener en cuenta al contratar depósitos a plazo fijo?

Tradicionalmente, los depósitos a plazo fijo han sido uno de los productos de inversión favoritos por los consumidores españoles: su sencillez, su seguridad y la posibilidad de rescatar el dinero cuando fuera necesario los han convertido en la alternativa favorita para un perfil de cliente que no quiere arriesgar cuando se trata de sacar partido a sus ahorros.

Ahora bien, con el paso del tiempo, el mercado de los depósitos bancarios a plazo fijo ha ido experimentando varios problemas. El primero, la caída estrepitosa de su rentabilidad en los últimos meses impulsada por la bajada de los tipos de interés, que ha provocado que dejen de ser opciones tan atractivas como lo eran hasta ahora.

El segundo, la aparición de nuevos tipos de depósitos, más complejos y más arriesgados que un depósito a plazo fijo, como los estructurados y los combinados. Su proliferación hace necesario que el consumidor domine cada vez más la jerga financiera y se acostumbre a analizar con detenimiento cada oferta que encuentra en el mercado para saber si realmente está contratando un producto adaptado a sus necesidades.

Para que no tengas dudas sobre cómo encontrar los depósitos a plazo fijo más rentables y sepas distinguir entre unos y otros productos, en Kelisto te damos todas las claves para entender su funcionamiento y para que puedas elegir el mejor.

 

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¿Qué es un depósito a plazo fijo?

Un depósito bancario a plazo fijo es un producto de ahorro en el que el consumidor entrega una determinada cantidad de dinero al banco a cambio de que este se lo devuelva, pasado un plazo de tiempo previamente acordado por ambas partes. Sus características principales son las siguientes:

-Son productos seguros, que te permitirán sacar rentabilidad a tus ahorros sin arriesgarlos.

-Te permiten saber de antemano cuánto vas a ganar exactamente por invertir tus fondos, a diferencia de otros productos de ahorro, que pueden estar sujetos a factores externos y cambiar con frecuencia.

-Tienen una tributación sencilla, que no ha variado desde 2016. A la hora de declarar a Hacienda, tendrás que pagar un 19% de las ganancias por cifras de entre 0 y 6.000 euros, un 21% por ganancias de entre 6.000,01 y 50.000 euros y un 23% por las cifras a partir de 50.000,01 euros.

¿Cómo funciona un depósito a plazo fijo?

Un depósito a plazo fijo es uno de los productos bancarios más sencillos de entender. Su funcionamiento es fácil: el cliente deposita una cantidad de dinero en el banco y este le paga unos intereses a cambio, transcurrido el período de tiempo estipulado en el contrato.

Para que entiendas mejor cómo funciona un depósito a plazo fijo, repasamos contigo los pasos que habría que dar a la hora de contratarlo:

-En primer lugar, tendrás que buscar una oferta adecuada para tus necesidades y tu situación personal. Es importante que prestes atención a cuestiones como la cantidad mínima que requiere el depósito, su rentabilidad, la periodicidad de la liquidación de intereses y el plazo en el que podrás recuperar tus ahorros.

-Una vez hayas localizado depósito ideal para ti, llega el momento de hacerte con él: a día de hoy, casi todas las ofertas más rentables del mercado se pueden contratar por Internet, por lo que solo necesitarás un móvil o un ordenador para contratar el que más te interese.

-Si después de contratar el depósito necesitas el dinero de forma anticipada, lo normal es que puedas recuperarlo, pero no siempre es así: algunos bancos te permiten hacerlo, a cambio de una penalización, pero con otros no será posible en ningún caso. Por eso es importante que leas bien la letra pequeña de cada oferta, de forma que no te lleves sorpresas desagradables.

-Cuando finalice tu contrato, muchas entidades te dejarán elegir entre dos opciones: volver a invertir tus ahorros, más los intereses, en un nuevo depósito de la entidad, o recuperar el dinero y llevártelo donde quieras.

-Recuerda que, una vez hayas cobrado los intereses de un depósito a plazo fijo, tendrás que rendir cuentas ante Hacienda. A día de hoy, te tocará pagar un 19% de tus ganancias por cifras de entre 0 y 6.000 euros, un 21% por ganancias de entre 6.000,01 y 50.000 euros y un 23% por las cifras a partir de 50.000,01 euros.

¿Están protegidos los depósitos a plazo fijo? 

El dinero que un consumidor mantenga en un depósito bancario a plazo fijo está protegido por el Fondo de Garantía de Depósitos, que respalda una cifra de 100.000 euros por entidad y usuario en caso de que un banco quebrara. Por eso, lo más recomendable es que, si dispones de ahorros superiores a este límite, los deposites en entidades distintas de forma que, ante una situación crítica, tuvieses la garantía de que todo tu saldo está respaldado.

 

Por otro lado, hay que tener en cuenta que los fondos de garantía de la Unión Europea tienen la misma cobertura que el español. Eso significa que, si tienes tu dinero en depósitos a plazo fijo de un banco en el extranjero, o en una sucursal de una entidad comunitaria en España, tu saldo estará protegido de la misma forma que lo estaría en el mercado nacional.

 

¿Qué características tienen los depósitos a plazo fijo?

1. Liquidez

 

Los depósitos a plazo fijo se caracterizan por ser productos con una liquidez total. Eso significa que el consumidor podría retirar su dinero siempre que le hiciera falta, aunque normalmente tendrá que pagar una penalización por ello. Ese “castigo” por disponer de los ahorros antes de tiempo tiene que figurar en el contrato previamente firmado y nunca podrá ser mayor a los intereses brutos que la entidad hubiera pactado pagar a su cliente.

 

Por otro lado, es conveniente tener en cuenta que algunos depósitos a plazo fijo (sobre todo si son a muy largo plazo) pueden contar con “ventanas de liquidez”. Estos recursos permiten que, en unas fechas concretas, el usuario pueda retirar su dinero sin que tenga que pagar una penalización por ello.

 

2. Renovación

Los depósitos a plazo fijo tienen un vencimiento previamente acordado entre la entidad y su cliente. Cuando se acerque ese día, el consumidor debe estar atento: en algunos casos, es posible que la renovación se produzca de forma automática y, si el cliente no desea tener contratado ese producto, deberá avisar a su entidad para que lo cancele cuando llegue el momento del vencimiento. Es posible que en el mercado haya opciones más interesantes y, si se renueva el depósito, el consumidor estaría perdiendo la oportunidad de sacar un mayor rendimiento a su dinero.

 

3. Rentabilidad

Los depósitos a plazo fijo tienen una rentabilidad que permanece estable durante toda la vida del producto. Es decir, al contrario de lo que sucede con las cuentas remuneradas (en las que suele haber una remuneración inicial más elevada que disminuye transcurridos unos meses), el interés que abonarán los depósitos a plazo fijo se conoce de antemano y permanece sin cambios hasta que llega el momento del vencimiento.

 

La rentabilidad que ofrece un depósito a plazo fijo puede venir expresada de dos maneras: en forma de Tipo de Interés Nominal (TIN) o de Tasa Anual Equivalente (TAE). Lo más recomendable es consultar la TAE de los depósitos a plazo fijo que quieres contratar ya que se trata de la única variable con la que podrás contrastar lo que te ofrece cada uno.

 

4.Gastos

Los únicos gastos que podrías tener cuando contratas un depósito a plazo fijo es el de la penalización que se aplica si deseas retirar tu dinero antes del plazo previamente acordado. En esos casos, no hay que olvidar que la penalización no puede ser superior a los intereses brutos que la entidad va a abonar al usuario.

¿Cómo tributan los depósitos a plazo fijo?

 

Cuando un consumidor deposita su dinero en un depósito a plazo fijo debe saber que los intereses que su banco le pagará son rendimientos del capital mobiliario a ojos de Hacienda. Por tanto, deberá pagar impuestos por ello, al igual que sucedería si recibiera, por ejemplo, un regalo de su entidad financiera.

 

Los impuestos que se pagan por los beneficios obtenidos con los depósitos a plazo fijo se estructuran a través de tres horquillas de ganancias, cada una de ellas sujeta al pago de un porcentaje del beneficio conseguido.

 

Hasta el pasado mes de julio, los impuestos que se tenían que pagar eran los siguientes:

 

- Un 20% de las ganancias conseguidas (del interés cobrado) por cantidades que oscilaran entre los 0 y los 6.000 euros.

 

- Un 22% de las ganancias por cantidades de entre 6.000,01 y 50.000 euros.

 

- Un 24% por las cifras a partir de 50.000,01 euros.

 

Sin embargo, el pasado mes de julio, el Gobierno decidió acometer una rebaja fiscal, una medida que estaba previsto poner en marcha en 2016 pero que, sorprendentemente, se adelantó medio año. Desde aquel momento, los porcentajes que hay que abonar a Hacienda por los depósitos a plazo fijo (y por otros productos de ahorro) quedaron de la siguiente manera:

 

- Un 19% de las ganancias por cifras de entre 0 y 6.000 euros.

 

- Un 21% por ganancias de entre 6.000,01 y 50.000 euros.

 

- Un 23% por las cifras a partir de 50.000,01 euros.

 

¿Con qué productos no debes confundir los depósitos a plazo fijo?

 

En el mercado existen otros productos que, si bien también se consideran depósitos bancarios, no deben ser confundidos con los tradicionales depósitos a plazo fijo. Estos son algunos de ellos:

 

1. Depósitos a la vista o cuentas corrientes: al contrario de lo que ocurre con los depósitos a plazo fijo, estos son productos en los que un usuario puede ingresar su dinero (que estará siempre disponible) y realizar una operativa básica con él, como sacar dinero, domiciliar recibos, etc. Las cuentas corrientes no ofrecen ninguna remuneración y también se denominan “cuentas corrientes”.

 

2. Cuentas remuneradas: al igual que los depósitos a plazo fijo, estos productos ofrecen una cierta rentabilidad por el dinero que se mantenga en ellos. Ahora bien, esa remuneración no es lineal: normalmente, es más elevada durante los primeros meses de vida de la cuenta y, posteriormente, se reduce para ofrece una remuneración mucho más discreta de forma indefinida.

 

3. Depósitos estructurados: estos productos combinan dos tipos de depósitos: los depósitos a plazo fijo tradicionales (con una retribución que se conoce en el momento de la contratación) y otro cuya rentabilidad está ligada a la evolución que tenga un activo subyacente. Es decir, el interés que pagará será más alto, más bajo o, incluso, nulo en función al comportamiento que tenga, por ejemplo, un conjunto de acciones o un índice bursátil.

 

Por  tanto, la rentabilidad final que un usuario puede obtener con los depósitos estructurados nunca está garantizada. De ahí que la mayoría de los estructurados (al contrario de lo que sucede con los depósitos a plazo) ofrezcan una rentabilidad de “hasta” una cifra concreta.

 

Normalmente, los depósitos a plazo fijo que conforman este tipo de estructurados tienen un período de vencimiento inferior al de los que están vinculados a un activo subyacente, de ahí que el riesgo que conllevan estos productos de ahorro sea mayor que el de los depósitos a plazo fijo ordinarios.

 

4.Depósitos combinadosLos depósitos combinados son un híbrido entre los depósitos a plazo fijo tradicionales y los estructurados ya que mezclan un plazo fijo ordinario con un fondo de inversión. Ahora bien, el consumidor no puede elegir el fondo de inversión que desea sino que es la propia entidad financiera la que le ofrece una lista cerrada para que escoja el producto que prefiere.

¿Cuánto ganarás realmente con los depósitos a plazo fijo?​

 

Si decides que un depósito a plazo fijo es una buena opción para sacar partido de tus ahorros, debes tener en cuenta que hay una serie de cuestiones que tendrás que analizar si quieres saber cuál es la rentabilidad final que vas a lograr al apostar por uno de estos productos. Estas son las más importantes:

 

1. La fiscalidad

 

Como explicábamos previamente, las ganancias que un consumidor obtiene por los depósitos a plazo fijo están sujetas al pago de impuestos. Por tanto, a la hora de hacer un cálculo del rendimiento que obtendrás con un determinado producto es necesario que tengas en cuenta la cantidad que tendrías que abonar a Hacienda en función de los intereses que vayas a conseguir.

 

2. Las penalizaciones por cancelación

 

A excepción de determinados productos, la gran mayoría de los depósitos a plazo fijo cobran una comisión si el cliente decide retirar sus ahorros antes de que venza el plazo previamente acordado con la entidad financiera correspondiente, salvo que la operación se realice durante una “ventana de liquidez”. Ahora bien, esos castigos se pueden articular de distintas formas:

 

- Restando un porcentaje fijo sobre el dinero que se invierta: por ejemplo, un 5% sobre el capital invertido en el plazo fijo.
 

- Reduciendo los intereses que se cobrarán tomando como referencia el tiempo que ha pasado desde que se contrató el depósito: por ejemplo, si un depósito remunera los ahorros al 2%, podría decidir (en caso de cancelación anticipada) aplicar solo un 0,30% por el período que haya transcurrido desde que se contrató el producto hasta que se retiraron los ahorros.
 

- Disminuyendo los intereses o cobrando una comisión en base al tiempo que quede hasta el vencimiento del producto
 

- Restando una cantidad fija de intereses, sin tener en cuenta el tiempo transcurrido o el que queda para que venza el depósito.
 

Eso sí, se aplique el castigo que se aplique, la penalización nunca podrá superar los intereses brutos que el banco pensara pagar a su cliente, como ya detallábamos previamente. Es decir, con los depósitos, el consumidor siempre tendrá la certeza de que, como poco y pase lo que pase, siempre recuperará su inversión inicial.

 

3. El coste de la cuenta corriente que se usa para cobrar los intereses

 

Salvo que decidas abrir un depósito a plazo fijo en una entidad de la que ya eras cliente, lo normal es que te obliguen a abrir una cuenta corriente en la que irás cobrando los intereses que el producto que has contratado vaya generando. Según el Banco de España, los bancos no pueden cobrarte comisiones por una cuenta que ha sido contratada para dar soporte a otro producto. No obstante, si alguna entidad se atreviera a hacerlo, recuerda que debes poner una reclamación ante tu propio banco y, posteriormente, ante la autoridad supervisora para que exigir que te devuelvan el dinero.

 

4. Los productos vinculados a los depósitos

 

Al igual que ocurre con otros productos financieros (como las hipotecas), algunos depósitos pueden exigir que el consumidor contrate una serie de productos extra para lograr la rentabilidad máxima ofertada. En algunos casos, esos extras pueden ser tarjetas de crédito (con las que haya que hacer un determinado gasto anual), aportaciones a planes de pensiones o seguros. Antes de aceptar cualquier oferta de este tipo, debes echar cuentas y averiguar, realmente, qué impacto tendrían en la remuneración final que obtendrás con los depósitos a plazo fijo.

 

5. La inflación

 

Para saber si puedes ganar dinero con los depósitos a plazo fijo o no, es esencial que tengas en cuenta cómo evolucionará la inflación en el futuro. La inflación es el indicador que muestra cómo han evolucionado los precios de los productos y servicios en un determinado período de tiempo. Por tanto, los depósitos a plazo fijo realmente interesantes deberían permitir que, como mínimo, el dinero que invierte un consumidor creciera al mismo ritmo que lo hace la inflación. Sin embargo, no siempre es así.

 

Es más, según un estudio de Kelisto, más de la mitad de los depósitos no ofrecen rentabilidades superiores a las previsiones de inflación que distintos organismos han publicado de cara a los próximos meses. Por tanto, se trataría de productos con los que el usuario pierde dinero.

 

Si te encuentras con productos que ni siquiera superan la inflación, lo mejor será que busques alternativas a los depósitos a plazo fijo, como las cuentas remuneradas. Estas opciones te obligarán a ser un ahorrador más activo, porque tendrás que ir moviendo tu dinero de una cuenta a otra para sacar el máximo jugo a tus ahorros. Sin embargo, te permitirán que, al menos, tu saldo aumente a la misma velocidad que lo hace el coste de la vida.

 

¿Pueden limitar el dinero que ganaré con los depósitos a plazo fijo?

En ocasiones, los depósitos a plazo fijo imponen un límite máximo o mínimo de saldo que podrá disfrutar de la retribución prometida. Es decir, puede que requieran que el cliente deposite unos ahorros mínimos para poder contratar el producto, o bien, que a partir de cierta cantidad ya no apliquen los intereses publicitados. Por ejemplo, podrías encontrarte con depósitos a plazo fijo que te exijan que, al menos, dispongas de 1.000 euros para poder obtener la TAE que ofrecen. Otros, en cambio, podrían limitar a 20.000 euros la cantidad que podrá recibir la retribución ofertada por el producto.

 

¿Exigen una inversión mínima los depósitos a plazo fijo?

Aunque no es una práctica habitual, algunos depósitos a plazo fijo exigen que el  cliente realice una primera imposición por un importe mínimo y que, las siguientes que pudiera hacer, también se ajusten a esa cantidad. Por ejemplo, podrías encontrarte con un producto que requiera que, como mínimo, se abra con una inversión inicial de 10.000 euros y que, además, cada nueva imposición también sea, al menos, de esa misma cantidad.

¿Qué diferencias hay entre los depósitos a plazo fijo y los seguros de ahorro?

 

La reducción del interés de los depósitos a plazo fijo ha provocado que las entidades empiecen a ofrecer alternativas a sus clientes, como sucede con los depósitos estructurados y los combinados. Otro de los productos de inversión que también ha empezado a proliferar son los seguros de ahorro, una opción relativamente conservadora pero que guarda importantes diferencias con los depósitos a plazo fijo:

 

- ¿Cómo está protegido cada producto?

 

Mientras que los depósitos a plazo fijo cuentan con el respaldo del Fondo de Garantía de Depósitos, los seguros de ahorro dependen de la solvencia de las aseguradoras que los comercializan. Estas compañías cuentan con la supervisión de la Dirección General de Seguros, una entidad que depende del Ministerio de Economía. Si una aseguradora quebrara, el capital contaría con el respaldo del Consorcio de Compensación de Seguros, que se encargaría de liquidar la sociedad, pero eso no siempre significa que los asegurados tengan garantizada toda su inversión. Además, no existe un tope máximo garantizado, como sucede con el Fondo de Garantía de Depósitos.

 

- ¿Qué impuestos pagan?

 

Al igual que sucede con los depósitos a plazo fijo, la ganancias de los seguros de ahorro no tributan hasta que no se rescate el dinero. Cuando llegue ese momento, las ganancias obtenidas con estos productos pagarán los mismos impuestos que los depósitos a plazo fijo: un 19%, un 21% o un 23% en función del  beneficio obtenido.

 

- ¿Se pueden cancelar?

 

Tal y como sucede con un depósito a plazo fijo, los seguros de ahorro también se pueden cancelar, salvo que en el contrato figure lo contrario. Para ello, podría optar por un rescate total (es decir, que se ponga fin al contrato), un rescate parcial (si solo se quiere recuperar parte de lo invertido) o un anticipo (es decir, una especie de préstamo que permite que el cliente obtenga parte de lo invertido siempre que se comprometa a devolverlo).

 

Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos rescates estarán sujetos al pago de una penalización, como ocurre con los depósitos a plazo fijo. Ese castigo será el que acuerden el cliente y la aseguradora y, en este caso, no existen un límite máximo fijado por ley.

 

- ¿Cómo se indica su rentabilidad?

 

Frente al TIN o la TAE que indican los depósitos a plazo fijo, los seguros de ahorro tradicionalmente mostraban su rendimiento a través del “interés técnico anual”, un indicador en el que no se tienen en cuenta, por ejemplo, las comisiones. Sin embargo, la Ley de Economía sostenible, aprobada en 2011, obliga a que las aseguradoras también muestren la rentabilidad en forma de TAE, lo que te permitirá comparar su rendimiento con el de los depósitos.

 

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